lunes, 23 de febrero de 2009

La aurora, el ocaso y la piedad

En la mitología griega, una de las fuentes simbólicas de Occidente, Eos (en griego clásico Ἠώς Êós o Έως Eos, ‘aurora’) era la diosa de la aurora, que salía del borde del océano que rodeaba el mundo para anunciar a su hermano Helios, el Sol. Se cree que es una creencia griega muy arcaica herededa de la época indoeuropea dado que el nombre "Eos" está emparentado con el védico Ushas.
Como diosa de la aurora, Eos abría las puertas del infierno con «sonrosados dedos» para que Helios pudiera conducir su carro por el cielo cada día. En la Ilíada de Homero su toga de color azafrán está bordada o tejida con flores; con dedos sonrosados y brazos dorados, era representada en vasijas áticas como una mujer sobrenaturalmente hermosa, coronada con una diadema y con largas alas con plumas blancas de pájaro: "Eos, de azafranado velo, se levantaba de la corriente del Océano para llevar la luz a los dioses y a los hombres..." cantaba Homero.
Titono fue su consorte más fiel, de cuyo diván la imaginaban levantándose los poetas. Cuando Zeus le robó a Ganimedes para que fuese su copero, Eos le pidió que hiciese inmortal a Titono, pero olvidó pedir la eterna juventud. Titono vivió por tanto para siempre pero se hizo más y más anciano, convirtiéndose finalmente en un grillo. Destino mucho menos glamoroso que la inmortalidad pedida.

Según Hesíodo, Titono y Eos tuvieron dos hijos, Memnón y Ematión. Memnón luchó junto a los troyanos en la Guerra de Troya y fue muerto. Su imagen con Memnón muerto sobre sus rodillas, fue uno de los íconos que inspiraron durante los siglos posteriores a la Pietá cristiana.

El cuadro de la Aurora es William Adolphe Bouguereau_(1825-1905) y fue pintado en 1881.
El ánfora pintada con la Pietá avant la lettre es del siglo V a.C. y está en el Louvre.

jueves, 19 de febrero de 2009

La Verdad, en italiano; el Diablo en español

Manlio Sgalambro, es un filósofo y poeta italiano.
"Ho definito qualche volta la veritá come il mondo senza l'uomo".
(He definido a veces la verdad como el mundo sin el hombre)

Gonzalo Suárez, es un escritor y cineasta español

"Dios no existe, pero nos sueña. El Diablo tampoco existe, pero lo soñamos nosotros".

La escultura es La Verdad de Bernini.

Patrones en exceso

Pascal Boyer es un antropólogo que promueve la idea de que los instintos humanos nos proveen de una teoría de la mente intuitiva que guía insconscientemente nuestras relaciones sociales, nuestra moral y especialmente nuestra predilección por las creencias religiosas. Algo así como que estamos programados de fábrica para tener fe.

De su libro "Et l'homme créa les dieux", Ediciones Gallimard, Paris, 2003 :

"Nuestra herencia es la de organismos que han tenido que tratar tanto con depredadores como con presas. Tanto en un caso como en el otro, es mucho más beneficioso sobredetectar la presencia de agentes que subdetectarla. El coste del error (de ver agentes allí donde no los hay) es mínimo si se es capaz rápidamente de renunciar a las intuiciones erróneas. Por el contrario, el coste de la no detección de agentes efectivamente presentes ( sean presas o depredadores) puede ser muy elevado."

Esta tendencia a encontrar patrones o presencias donde no las hay es una explicación posible a la existencia de creencias religiosas. Como contrapeso existe también en nuestra mente un rechazo visceral a la ambiguedad, lo paradójico, lo indecidible.

Lamentablemente creo que el australopitécido antepasado nuestro estaba mucho más dispuesto a dejar de lado la idea de que había un esmilodonte oculto en el matorral; que muchísimos contemporáneos homo sapiens a dejar de lado la idea de la Inmaculada Concepción o de la Ascensión de Muhammad.

miércoles, 18 de febrero de 2009

El evangelio de Mateo

Eduardo Mateo fue un músico uruguayo que pocos conocen. Murió pobre y casi olvidado, casi con verguenza.
Pero dejó una obra genial. Desprolija, a borbotones, pero genial.
Simplemente nadie se le parece.

“En el caso de Mateo no había pista de qué había que hacer, cuántos temas, cómo, qué formaciones... ¿había invitados? [...] Todo estaba sin definirse antes de hacerse el disco. [...] Él tenía un cuaderno y en cada página del cuaderno él tenía una servilletita de un bar u otro papelito equivalente donde tenía anotada la letra del tema. [...] Pero el arreglo lo terminaba de elaborar ahí y dependiendo incluso del instrumento que tuviera. [...] Por ahí alternaba con un tema y decía: –Ésta no, ésta tampoco, ésta tampoco... ¡Y eran cosas impresionantes! [...] Y este proceso de borrar lo del día anterior y volver a hacer otras cosas corrió durante cuatro o cinco días. [...] Entonces a partir de ese punto decidí que iba a empezar a decidir yo qué era lo que estaba bien o mal. " Habla Gustavo Píriz, ingeniero de grabación de Mateo.

En los primeros setenta Mateo hizo un recital en el cine Pocitos. Estaba lleno de gente. Después de algunas canciones anunció ‘un solo de guitarra’. Salió dejando el instrumento apoyado sobre una silla iluminada. A los pocos segundos el público chapó el chiste conceptual y muchos empezaron a reírse y a aplaudir el buen humor, el ingenio, la locura y, ¿por qué no? el vanguardismo de Mateo. Al cabo de cuarenta minutos ya varios protestaban, entre desconcertados e impacientes: saliendo indignados empezaron a vaciar el teatro. El espectáculo ya no seguiría. En el boliche de la esquina algunos se fijaron en Mateo, medio ebrio, levantando el enésimo vaso y saludando sonriente”. Habla Fernando Cabrera, biógrafo de Mateo, un seguidor de Duchamp en Montevideo.

Creo que no existen videos de él tocando. Por lo menos no pude encontrar. Esta se llama "cancioncilla amorosa". Lo escuché mucho en mis vacaciones en la República Oriental del Uruguay.
País tan cercano y tanto mejor en muchas cosas.



Fantasmas chinos

En la antigua China había un puente famoso por sus fantasmas.
Una noche de tormenta un viajero asustado debió cruzarlo. A mitad de camino sintió que "algo" le tocaba el hombro y al darse vuelta vio un fantasma pequeño y enrojecido que le gritaba en su cara.
Pálido de terror corrió desesperado y pudo llegar al baño público al final del puente con el corazón como un tambor.
Un rato después entró un niño empapado y temblando de miedo.
"Señor, qué suerte que lo encuentro! Tenía que cruzar el puente y como tenía mucho miedo corrí hacia un adulto para pedirle que me acompañe.
Pero no era un adulto, era un fantasma horrible que me aulló en la cara. Por suerte pude correr hasta aquí".


Leído en mi niñez en un libro de Bernardo Kordon. Nunca olvidado.

lunes, 16 de febrero de 2009

Ultimas palabras

"Algo que nos iguala a todos no puede ser tan malo".

Epitafio anónimo en un cementerio de Barcelona, España.

La imagen es un retrato epitafio de Fayum, Egipto romano.