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Lo que me lleva pensar en la banalidad del mal, como decía
Hannah. En la sociedad actual convivimos a diario con el recuerdo doloroso de la dictadura militar. Muchos de los actuantes, de ambos bandos, están todavía vivos. Y los militares asesinos, si bien están siendo juzgados, no recibieron el merecido castigo en tiempo y forma. Justicia era prisión perpetua desde 1983 y en cárceles comunes. Y si mi apuran un poco digo "
Nuremberg".
Pero el poema me dispara hacia otro lado. Existen muchos adherentes todavía al accionar de los militares durante la dictadura. Y los responsables mismos no parecen tener mucho arrepentimiento que digamos.
Estoy seguro que la gran mayoría de los jerarcas nazis eran gente que cantaban corales de
Bach a la noche con sus hijos, después de una ardua jornada de trabajo en el campo de concentración. De forma similar, los militares argentinos y especialmente la sección de la sociedad que los sigue reinvindicando; son gente normal, indistinguibles a simple vista del resto. Son amables, simpáticos, trabajan, estudian y podrían hasta compartir una reunión social con cualquiera.
Porque en realidad, el mal somos nosotros.
Podemos convertirnos en la encarnación del mal en cualquier momento ? Estamos tan cerca como intento sugerir de un
Videla o un
Etchecolatz o un
Himmler ?
Qué es lo que nos separa de "ellos" ? Alguna influencia externa o algo inherente a cada uno ? Y si es algo interno, lo tenemos todos y se puede desatar en cualquier circunstancia ?
La línea que nos separa de un nazi es mucho pero mucho más delgada de lo que nos animamos a ver.
Ahora bien qué es lo que nos hace cruzar esa línea ? Es de vital importancia saberlo porque es el frágil dique de contención entre uno mismo y el mal.
Una primera respuesta es la ignorancia. Como dije muchas veces, para el budismo el ignorante es un pecador. Esa idea ética asociada a la ignorancia es desconocida en Occidente y puede resultar muy útil para nuestro análisis.
Pero la ignorancia no basta, tiendo a pensar que es condición necesaria pero no suficiente para adherir a formas brutales de ejercicio de violencia. Además podremos tildar de incultos a la plana mayor de las
FFAA argentinas de principios de los 70's pero no a la mayoría del ejército y el pueblo alemán de los 30's.
Otra razón es el miedo, bastante ligado a la ignorancia, porque solemos temer a lo que no conocemos bien. Podría explicar el antisemitismo, por ejemplo pero hace falta algo más.
La memética, como cualquier teoría de moda, puede aportarnos algo, ya que la transmisión de ideas por su atractivo y no por su valor de verdad, favorece en demasía la diseminación del mal. Porqué ? porque es más fácil y cómodo aceptar la idea de que la culpa de todo la tiene el gobierno, o los inmigrantes, o los judíos, que uno mismo.
La escritora turca
Elik Shafak, en una conferencia reciente de TED, que puede verse
aquí, cuenta cómo su abuela curandera de pueblo en
Turquía curaba las verrugas. Las rodeaba con círculos de tinta china negra. La idea es que algo que pierde contacto con el exterior, algo rodeado y aislado, termina muriéndose. Esta idea del círculo como forma de matar a algo, se puede ampliar, como creo que hace ella, a las etiquetas, prejuicios o clasificaciones a las que somos tan pero tan afectos. El problema es que los círculos o las etiquetas son más cómodos que el difuminado leonardesco de la realidad.
Y el dibujar círculos mentales es la base fundacional del fanatismo.
Hace un par de semanas asistí a la presentación de un libro en la
Asociación de Psicoanalistas de Buenos Aires. Mi suegro presentaba un libro sobre, precisamente fanatismo. No lo leí todavía, es un deber familiar que debería cumplir; pero aprendí mucho de la charla.
Una de las tesis principales es que todos somos potenciales fanáticos porque el fanatismo se nutre de una estructura básica autista común al desarrollo de todas las mentes humanas. Me gustó la idea de que en el fondo todos somos medio autistas. "
Yo siempre sé lo que te digo, pero nunca sé lo que escuchaste".Y el contagio del fanatismo se produciría por "
entrelazamiento" una idea tomada de la física cuántica que explicaría la convergencia fanática instantánea por similitudes de autismo fundacional.
La ignorancia, el miedo, el contagio memético, el encerrar a la realidad en "círculos", el autismo congénito, el fanatismo a cualquier idea son todos factores que nos acercan al "Mal" en nuestra vida cotidiana.
La línea que nos separa de un nazi es mucho pero mucho más delgada de lo que nos animamos a ver.
Y qué cosas engrosarían esa línea ? Tal vez el humor, como
Capusotto que confiesa que
Miki Vainilla, un personaje racista en clave pop, contiene cosas de él mismo que no se anima ni siquiera a pensar. Tal vez la permeabilidad mental que evita el necrosamiento psíquico presente en todo fanatismo. Tal vez la música, lenguaje universal que pincha los círculos en los que nos refugiamos.
Igual me sigue pareciendo poco.
La línea que nos separa de un nazi es mucho pero mucho más delgada de lo que nos animamos a ver.
¿Qué esperabais?
¿Locura?