miércoles, 3 de diciembre de 2014

Pregunta a las neuronas de dios


Las semanas pasadas estuve en la presentación del libro “Las neuronas de dios”  Diego Golombek en el teatro Margarita Xirgu. Acababa de devorar el libro la semana anterior y me había encantado.
La presentación me resultó muy amena y divertida y mi mente se vio nuevamente sacudida por las ideas y la información recibidas en igual medida de como lo había sido durante mi lectura del volumen, tal vez a un ritmo más acelerado eso sí.


No obstante lo cual salí un poco frustrado del evento. Y eso fue exclusivamente culpa mía ya que mi timidez congénita me inhibió de inquirir en público en un teatro colmado una pregunta que me vino a la mente a medida que hablaban.

Como bien apuntó Darío Sztajnszrajber, filósofo invitado,  frente a la condición angustiosa de la vida el hombre a lo largo de la historia elaboró dos respuestas muy disímiles. La ciencia y la religión. Así, frente
a las preguntas existenciales que enfrenta toda conciencia, ambas ofrecen dos tipos de respuestas posibles. Una ofrece certezas y la otra incertidumbre.  Una se basa en creencia, en  la fe, que no es estrictamente una forma de conocimiento, y la otra se basa en un cuerpo de conceptos que se supone permanentemente revisado y mejorado. En otras palabras si uno elige la religión obtendrá respuestas abarcativas y completas pero muy probablemente falsas, eso siendo muy generoso. Si en cambio uno elige la ciencia obtendrá respuestas verdaderas pero muy parciales y sujetas a revisión.
Esta dicotomía entre algo completo pero falso versus algo verdadero pero parcial creo yo, que nos habla de tipos de personalidades o psiquis e incluso de configuraciones de cerebros muy distintas.
El niño repite en su ontogenia,  la filogenia de la especie y comienza, como el hombre primitivo
con un vitalismo intuitivo. La pregunta es porqué algunos continúan en esa tendencia y siguiendo
generalmente variables culturales de entorno (la fe de los padres probablemente la principal) terminan del lado de la creencia religiosa.  Algunos pocos, los menos terminan desarrollando una visión del mundo más racional y positivista que puede o no incluir una postura férrea de ateísmo.
Pienso que una mente acostumbrada a la incertidumbre, que puede sentirse cómoda con ideas como la paradoja, el caos, el infinito y que en términos más pragmáticos no necesita inmediatamente una explicación para todo su mundo fenomenológico es mucho menos proclive a desarrollar la idea de dios.   Después de todo el buen científico es el que está a gusto con lo que no sabe en vez de estarlo con lo que sabe. En cambio una mente que necesita explicaciones acerca de todo lo que le rodea va a terminar eligiendo respuestas que satisfagan su ansiedad intrínsica devoradora de patrones, llegando incluso a aceptar y a internalizar ideas muy desarraigadas de la realidad.
Prefieren una narración ficcional tranquilizadora a una respuesta científica que les sólo les termina abriendo más interrogantes y por ende más ansiedad y angustia.

Pero vayamos de una vez a mi pregunta que motiva este escrito. ¿Existe algún estudio sobre distintas configuraciones cerebrales o tal vez distintas estructuras psíquicas (ya poniendonos freudianos) y su relación con la presencia o ausencia de creencias religiosas? ¿Alguna correlación entre tendencia al pensamiento matemático donde las ideas de infinito, paradoja o indeterminación son comunes y tendencia al agnosticismo o escepticismo religioso?

Sería interesante saberlo. no?


martes, 27 de mayo de 2014

Patriotas


Hugo de San Victor fue un teologo cristiano nacido en Sajonia  hacia 1096  y muerto en 1141.
A pesar del anticlericalismo congénito que sobrellevo una cita de él me parece muy valiosa.
Tal vez el sentido original no sea el mismo que los textos siempre cambian en función de sus lectores.
"El hombre que encuentra que su patria es dulce no es más que un tierno principiante; aquel para  quien cada suelo es como el suyo propio ya es fuerte; pero sólo es perfecto aquel para quien el mundo entero es como un país extranjero".

Dedicado a quienes creen en todas las patrias.