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"Publio cruza el umbral de la puerta. Le digo:
- Primero, estoy sola. Segundo, soy vieja. Tercero, tengo miedo.
- Eso no tiene sombra. Soledad, vejez y miedo no proyectan ninguna sombra en el suelo. Repítete que no tienen sombra. Nada de lo que interpretes del universo dentro del universo tiene sombra.
Publio se sienta despacio. Se ajusta la faja de lana en torno al cuello y el cráneo desnudo. Dice, con un esfuerzo:
- Los sentimientos no existen. Las palabras inventan seres inútiles. No debemos emplear más palabras que las que remiten a objetos que proyectan sombra sobre esta tierra, bajo la luz propia de esta tierra".
Una versión poética del materialismo que fuera borrado por el platonismo primero y por el cristianismo después. Lo concreto es lo que tiene sombra. Lo demás es inexistente.
Pero a lo mejor, lo que proyecta la sombra también es una sombra.
2 comentarios:
Leo y leo lo que escribiste desde hace varios días. Y me cala tan hondo que no puedo comentar nada...
A veces no hace falta decir nada, Ana, gracias
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