Pascal Boyer es un antropólogo que promueve la idea de que los instintos humanos nos proveen de una teoría de la mente intuitiva que guía insconscientemente nuestras relaciones sociales, nuestra moral y especialmente nuestra predilección por las creencias religiosas. Algo así como que estamos programados de fábrica para tener fe.
De su libro "Et l'homme créa les dieux", Ediciones Gallimard, Paris, 2003 :
"Nuestra herencia es la de organismos que han tenido que tratar tanto con depredadores como con presas. Tanto en un caso como en el otro, es mucho más beneficioso sobredetectar la presencia de agentes que subdetectarla. El coste del error (de ver agentes allí donde no los hay) es mínimo si se es capaz rápidamente de renunciar a las intuiciones erróneas. Por el contrario, el coste de la no detección de agentes efectivamente presentes ( sean presas o depredadores) puede ser muy elevado."
Esta tendencia a encontrar patrones o presencias donde no las hay es una explicación posible a la existencia de creencias religiosas. Como contrapeso existe también en nuestra mente un rechazo visceral a la ambiguedad, lo paradójico, lo indecidible.
Lamentablemente creo que el australopitécido antepasado nuestro estaba mucho más dispuesto a dejar de lado la idea de que había un esmilodonte oculto en el matorral; que muchísimos contemporáneos homo sapiens a dejar de lado la idea de la Inmaculada Concepción o de la Ascensión de Muhammad.
De su libro "Et l'homme créa les dieux", Ediciones Gallimard, Paris, 2003 :
"Nuestra herencia es la de organismos que han tenido que tratar tanto con depredadores como con presas. Tanto en un caso como en el otro, es mucho más beneficioso sobredetectar la presencia de agentes que subdetectarla. El coste del error (de ver agentes allí donde no los hay) es mínimo si se es capaz rápidamente de renunciar a las intuiciones erróneas. Por el contrario, el coste de la no detección de agentes efectivamente presentes ( sean presas o depredadores) puede ser muy elevado."
Esta tendencia a encontrar patrones o presencias donde no las hay es una explicación posible a la existencia de creencias religiosas. Como contrapeso existe también en nuestra mente un rechazo visceral a la ambiguedad, lo paradójico, lo indecidible.
Lamentablemente creo que el australopitécido antepasado nuestro estaba mucho más dispuesto a dejar de lado la idea de que había un esmilodonte oculto en el matorral; que muchísimos contemporáneos homo sapiens a dejar de lado la idea de la Inmaculada Concepción o de la Ascensión de Muhammad.
2 comentarios:
claro. un cosa es sentirse presa, y poder huir; y otra muy disntia tener que enfrentarse a la sensacion de desvalimiento. a veces la estupidez llega a dimensiones astronomicas.
Muy buena la teoría del tío!! Sin haber estudiado otra cosa que mi propio comportamiento y mis propios prejuicios, creo que tiene mucha razón.
Te cambio el libro por el de Artigas, por un mes, ¿dale?.
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