Þorgeirr es un poderoso y valiente guerrero, capaz de matar por bagatelas o por diversión. Þormóðr también es un guerrero, pero asimismo poeta y mujeriego. La saga comprende poemas de su autoría, entre ellos uno dedicado a su amigo.
La existencia de varias versiones ha favorecido cierta controversia sobre la versión canónica, centrándose las críticas en "cláusulas" que no concuerdan con el estilo general de la obra.
En una parte de la saga, Þorgeirr ve la nuca de un hombre en perfecta posición para recibir un golpe y sucumbe ante la oportunidad. La escena se desarrolla cerca de la hacienda Hvassafell. Un pastor acaba de volver con su rebaño. Está en la pradera cercana, cansado, apoyado sobre su bastón. Sueña con la barbilla sobre las manos superpuestas; las manos sobre el cayado, quizá un poco corto, a menos que su espalda está algo jorobada o encorvada; el cuello tendido: Þorgeirr no puede menos que hacharle el cuello. La cabeza del pastor cae en la tierra a ocho metros, cerca de una gallina que se alza precipitadamente desplegando las alas.
Þorgeirr es perseguido. Le preguntan porqué ha cometido ese asesinato; si algo tenía que decir contra ese hombre apoyado en su bastón. El héroe responde: "No hubo ofensa, pero no pude controlarme. Estaba en tan perfecta postura para recibir un golpe".
Los humanos raramente pueden sustraerse a la tentación de la crueldad oportuna.
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