Si yo me tatúo la siguiente imagen en el hombro izquierdo, será un tatoo - carreta ?
miércoles, 17 de agosto de 2011
viernes, 12 de agosto de 2011
Dos malas costumbres
Existen ciertas normas elementales de educación, como por ejemplo no eructar en las comidas o no hurgar los restos sólidos remanentes en las fosas nasales, o por lo menos no hacerlo en público.
No ahondaremos en la lista de costumbres socialmente indeseables, algunas tan sutiles como el "ninguneo" pasivo-agresivo o el hablar a los gritos. Me interesa sin embargo extender la idea de malas costumbres a las formas de pensar y percibir la realidad que tenemos. De forma análoga existen "malas maneras" de pensar a las que estamos acostumbrados. Vayan de muestra dos ejemplos.
Dos padres, a los que podríamos llamar Federico y Silvina, tienen un hijo de 11 años en edad escolar cuyo nombre es Julián. A lo largo de varios años, el pequeño Julián se ha sacado siempre un 7 en cada examen que ha rendido en el colegio. Su performance académica, si bien no es descollante satisface a sus padres. Un buen día, el pequeño se saca un 4 y la reacción de Federico y Silvina no se hace esperar. Castigos varios, prohibición de mirar dibujitos por televisión, estrictos horarios de estudio, desaparición de dulces varios y acortamiento de salidas con amigos; son algunas de las draconianas medidas que aplican los de repente preocupados padres. En el examen siguiente, Julián vuelve a sacarse un 7. Federico y Silvina se felicitan orgullosos de las medidas disciplinarias que han tomado. Pero un par de semanas después, el niño vuelve a asombrar a sus padres, pero esta vez con un 10. Entonces es el turno de las recompensas. Salidas al cine, chocolates y caramelos hasta el hartazgo, visitas interminables de amigos, los juguetes nuevos siempre postergados, etc. etc. Al mes siguiente, en un nuevo examen, nuestro pequeño estudiante vuelve a sacarse, como casi siempre, un 7. Y continúa así hasta fin de año.
Casi todos los padres, como fue el caso de Federico y Silvina; pensarán que el castigo fue mucho más eficaz que el premio. Cuando Julián bajó su promedio y lo castigamos rápidamente volvió a nivelarse, pero cuando lo subió abruptamente, los premios no consiguieron mantenerlo en un una nota superior; pensaron los equivocados padres. No existe una relación de causa y efecto real entre los castigos y premios al pobre Julián y su rendimiento académico. Lo que experimentó nuestro pequeño héroe fue el fenómeno estadístico de regresión a la media. A lo largo de la muestra estadística, los sucesivos exámenes escolares, existe una media, el promedio de 7, y desvíos con respecto a dicho promedio que por regresión a la media son rápidamente corregidos, sin necesidad de prohibiciones o chocolates.
Es por lo tanto una mala costumbre mental, ver relaciones de causalidad donde no las hay. Muchas veces incide mucho el desconocimiento de conceptos elementales de matemáticas y probabilidad.
El mercado trata de imponernos productos culturales de todo tipo, todo el tiempo. El último disco de la reventada cantante de pop inglés, la novela ganadora del último y prestigioso concurso editorial o la ultima pelicula semi documental del controvertido cineasta. La vieja falacia de que algo es bueno sólo por ser bueno. O su contrario. La edad y la calidad son sucesos linealmente independientes. La producción de calidad artística necesita del paso del tiempo para comprenderla y valorarla en su real dimensión, más allá de las modas e imposiciones del mercado. Mercado que como tal, intenta vendernos un producto con un precio y si hay una actividad inútil y no funcional que realizan los seres humanos, ésa es la práctica artística; de valor absolutamente subjetivo. Además la generación de arte con mayúsculas por el animal humano, no se distribuye uniformemente a lo largo del tiempo.
Existieron y seguirán existiendo, "explosiones" de creatividad a lo largo de la historia. Algunas debidas a factores sociales y políticos, una sucesión de reyes amantes de la música en la Inglaterra de finales del siglo XVI ofreció una pléyade de músicos y literatos. O mediados del siglo XV en Italia luego de Concilio de Florencia y la posterior afluencia de intelectuales bizantinos fue un catalizador de lo que hoy conocemos como Renacimiento. La aparición de The Beatles, una inusual conjunción de genios; y la mímesis del blues negro norteamericano prendieron la mecha del rock inglés, altamente creativo hasta por lo menos mediados de los 70's.
Pero ese "output" de creatividad e innovación no se mantiene en el tiempo.
Muchas veces existen también factores político-militares. En el apogeo del imperio inglés, se difundió la obra de excelentes escritores; desde Daniel Defoe hasta William Butler Yeats, por nombrar algo. Pero la mejor producción literaria de las islas británicas coincidió con la expansión y dominación del mundo victoriano. EEUU en cambio tuvo su mejor producción literaria y artística en el siglo XIX, Mark Twain, Henry D. Thoreau, Edgar A. Poe, Charles Ives (activo sólo hasta 1920) , Henry James. Pero cuando en imperio norteamericano surgió, después de la II Guerra Mundial, ese florecimiento era cosa del pasado.
Una hábil maniobra mediática logró desplazar el centro del mundo de las artes plásticas de París a New York e imponer el expresionismo abstracto de pintores como Jackson Pollock como un movimiento hegemónico de la segunda mitad del siglo XX. Y es así como ahora consumimos arte norteamericano de segunda, salvo honrosas excepciones, porque al imperio le cuesta valorar su propio pasado. Escuchamos Lady Gaga y no "La pregunta sin respuesta" y leemos a Norman Mailer en vez de Ambrose Bierce, cuya foto vemos más arriba.
Una mala costumbre mental es creer que todo es uniforme. No lo es.
Ni siquiera los escritos de un blog.
No ahondaremos en la lista de costumbres socialmente indeseables, algunas tan sutiles como el "ninguneo" pasivo-agresivo o el hablar a los gritos. Me interesa sin embargo extender la idea de malas costumbres a las formas de pensar y percibir la realidad que tenemos. De forma análoga existen "malas maneras" de pensar a las que estamos acostumbrados. Vayan de muestra dos ejemplos.
Dos padres, a los que podríamos llamar Federico y Silvina, tienen un hijo de 11 años en edad escolar cuyo nombre es Julián. A lo largo de varios años, el pequeño Julián se ha sacado siempre un 7 en cada examen que ha rendido en el colegio. Su performance académica, si bien no es descollante satisface a sus padres. Un buen día, el pequeño se saca un 4 y la reacción de Federico y Silvina no se hace esperar. Castigos varios, prohibición de mirar dibujitos por televisión, estrictos horarios de estudio, desaparición de dulces varios y acortamiento de salidas con amigos; son algunas de las draconianas medidas que aplican los de repente preocupados padres. En el examen siguiente, Julián vuelve a sacarse un 7. Federico y Silvina se felicitan orgullosos de las medidas disciplinarias que han tomado. Pero un par de semanas después, el niño vuelve a asombrar a sus padres, pero esta vez con un 10. Entonces es el turno de las recompensas. Salidas al cine, chocolates y caramelos hasta el hartazgo, visitas interminables de amigos, los juguetes nuevos siempre postergados, etc. etc. Al mes siguiente, en un nuevo examen, nuestro pequeño estudiante vuelve a sacarse, como casi siempre, un 7. Y continúa así hasta fin de año.
Casi todos los padres, como fue el caso de Federico y Silvina; pensarán que el castigo fue mucho más eficaz que el premio. Cuando Julián bajó su promedio y lo castigamos rápidamente volvió a nivelarse, pero cuando lo subió abruptamente, los premios no consiguieron mantenerlo en un una nota superior; pensaron los equivocados padres. No existe una relación de causa y efecto real entre los castigos y premios al pobre Julián y su rendimiento académico. Lo que experimentó nuestro pequeño héroe fue el fenómeno estadístico de regresión a la media. A lo largo de la muestra estadística, los sucesivos exámenes escolares, existe una media, el promedio de 7, y desvíos con respecto a dicho promedio que por regresión a la media son rápidamente corregidos, sin necesidad de prohibiciones o chocolates.
Es por lo tanto una mala costumbre mental, ver relaciones de causalidad donde no las hay. Muchas veces incide mucho el desconocimiento de conceptos elementales de matemáticas y probabilidad.
El mercado trata de imponernos productos culturales de todo tipo, todo el tiempo. El último disco de la reventada cantante de pop inglés, la novela ganadora del último y prestigioso concurso editorial o la ultima pelicula semi documental del controvertido cineasta. La vieja falacia de que algo es bueno sólo por ser bueno. O su contrario. La edad y la calidad son sucesos linealmente independientes. La producción de calidad artística necesita del paso del tiempo para comprenderla y valorarla en su real dimensión, más allá de las modas e imposiciones del mercado. Mercado que como tal, intenta vendernos un producto con un precio y si hay una actividad inútil y no funcional que realizan los seres humanos, ésa es la práctica artística; de valor absolutamente subjetivo. Además la generación de arte con mayúsculas por el animal humano, no se distribuye uniformemente a lo largo del tiempo.
Existieron y seguirán existiendo, "explosiones" de creatividad a lo largo de la historia. Algunas debidas a factores sociales y políticos, una sucesión de reyes amantes de la música en la Inglaterra de finales del siglo XVI ofreció una pléyade de músicos y literatos. O mediados del siglo XV en Italia luego de Concilio de Florencia y la posterior afluencia de intelectuales bizantinos fue un catalizador de lo que hoy conocemos como Renacimiento. La aparición de The Beatles, una inusual conjunción de genios; y la mímesis del blues negro norteamericano prendieron la mecha del rock inglés, altamente creativo hasta por lo menos mediados de los 70's.
Pero ese "output" de creatividad e innovación no se mantiene en el tiempo.
Muchas veces existen también factores político-militares. En el apogeo del imperio inglés, se difundió la obra de excelentes escritores; desde Daniel Defoe hasta William Butler Yeats, por nombrar algo. Pero la mejor producción literaria de las islas británicas coincidió con la expansión y dominación del mundo victoriano. EEUU en cambio tuvo su mejor producción literaria y artística en el siglo XIX, Mark Twain, Henry D. Thoreau, Edgar A. Poe, Charles Ives (activo sólo hasta 1920) , Henry James. Pero cuando en imperio norteamericano surgió, después de la II Guerra Mundial, ese florecimiento era cosa del pasado.
Una hábil maniobra mediática logró desplazar el centro del mundo de las artes plásticas de París a New York e imponer el expresionismo abstracto de pintores como Jackson Pollock como un movimiento hegemónico de la segunda mitad del siglo XX. Y es así como ahora consumimos arte norteamericano de segunda, salvo honrosas excepciones, porque al imperio le cuesta valorar su propio pasado. Escuchamos Lady Gaga y no "La pregunta sin respuesta" y leemos a Norman Mailer en vez de Ambrose Bierce, cuya foto vemos más arriba.
Una mala costumbre mental es creer que todo es uniforme. No lo es.
Ni siquiera los escritos de un blog.
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arte,
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jueves, 11 de agosto de 2011
De sexo, cerdos, prólogos, dios y rayos X
Terminé de leer "Magnitud imaginaria", segundo volumen de la serie biblioteca del siglo XXI del escritor polaco Stanislaw Lem. Lem es un autor polaco mal clasificado como escritor de ciencia ficción, muerto en 2006. Su novela más famosa es "Solaris" cuya adaptación al cine tiene una magistral versión de Andréi Arsényevich Tarkovski y una dudosa remake del 2002.
Pero la inteligencia de Lem va mucho más allá de la ciencia ficción. Tal vez haya sido un género relativamente menor y anodino a los ojos del comunismo soviético que soportó durante casi toda su vida. Pero con un despliegue de imaginación e ironía poco comunes el polaco plantea temas universales mucho más allá de galaxias lejanas o tecnologías incomprensibles.
"Magnitud imaginaria" es 1973 y constituye un conjunto de prólogos a libros futuros inexistentes. En un estilo que recuerda a Jorge Luis Borges y a Marcel Schwob, escritores muy ligados por otra parte; Lem describe con minuciosidad la ciencia y los temas de los libros que prologa.
"Magnitud imaginaria" es 1973 y constituye un conjunto de prólogos a libros futuros inexistentes. En un estilo que recuerda a Jorge Luis Borges y a Marcel Schwob, escritores muy ligados por otra parte; Lem describe con minuciosidad la ciencia y los temas de los libros que prologa.
Algunos de esos libros fueron proféticos, como las "Necrobias" una serie de fotos en rayos X de actos sexuales que Lem o su alter ego prologista ve como un memento mori tecnológico.
"... el sexo es rapaz, terrorífico y ridículo, como en los viejos cuadros de flamencos e italianos esas caídas de los condenados al abismo. Aboliendo el Más allá nos es posible sentirnos distanciados de los pecadores que se precipitan hacia el Juicio Supremo dando volteretas pero qué clase de defensa tenemos contra un roentgenógrama ? Son trágicamente cómicos esos esqueletos, a los que el cuerpo impide juntarse. Que no son más que osamentas? No, no es así: precisamente vemos en ellos unos seres unidos en un abrazo encarnizado y torpe. La cosa sería simplemente lamentable si no fuese tan cruelmente cómica. De dónde procede la comicidad? De nosotros mismos, ya que reconocemos la verdad. La razón de esas uniones desaparece con la corporeidad; los abrazos son estériles y abstractos, aunque terriblemente concretos, faltos de esperanza como llamas heladas y blancas".
El artista belga Wim Delvoye hizo exactamente lo que las Necrobias de Lem imaginaron unos 40 años después. Delvoye se había hecho famoso tatuando la piel de los cerdos pero con su serie "Sept propos sur le sexe, les rayons X et les cochons" concretó la fantasía literaria.
Y Eizo, una empresa dedicada a la manufactura de equipos de visualización médica realizó un calendario tipo Pin-Up de modelos en rayos X.
Otro de los libros fantásticos prologados por Lem es "Historia de la Literatura Bítica" en cinco volúmenes; una descripción de lo que pasaría si las computadoras inteligentes en un futuro se dedicaran a la literatura. Suceden muchas cosas interesantísimas. La inteligencia bítica comienza por inventar palabras y luego decide "rellenar" los vacíos de la cultura humana. Llegan así a producir una nueva novela de Dostoiesvski, "Dievochka" (La nena) el eslabón perdido entre "Los endemoniados" y "Los hermanos Karamazov".
Por último, las computadoras deciden estudiar lo humano desde su perspectiva creando ramas nuevas del pensamiento, como una filosofía cibernética y la teología informática. Según Lem, "un grupo de ordenadores de Brookhaven emprendió un análisis formal de todos los escritos accesibles de los místicos reconocidos por la Iglesia Católica. La investigación tomó como punto de partida la tesis, proclamada por la Iglesia como un dogma de fe, que afirmaba que los místicos, en ciertos estados particulares, pueden comunicarse con dios. Los textos relativos a esa clase de experiencias interiores de sus autores fueron sometidos a un recuento de su contenido informático.... La premisa del proyecto consistía en un axioma de la teoría informática según el cual la toma de contacto con una fuente real, o sea la creación de un conducto de transmisión, debe ocasionar un aumento de la cantidad de informaciones captadas por el receptor."
Sigue Lem, con un humor ácido y corrosivo: "La cantidad de informaciones contenidas en los escritos de los místicos es exactamente igual a la que figura en los textos de aquellas personas cuyos generadores de diversidad son exclusivamente ellas mismas. La conclusión sacada del proyecto de Brookhaven es la siguiente:"El contacto del hombre místico con dios - postulado por la Iglesia - no constituye un proceso en el cual hombre consiga una información superior a cero". Esta frase puede significar que el conducto de unión postulado por la Iglesia es una ficción, o bien que el conducto existe, pero el Emisor guarda un silencio tenaz. En tal caso, sólo razones extrafísicas pueden decidirnos a escoger entre los dos elementos de alternativa: Silentium Domini, Non esse Domini. Todo el análisis descrito, y su contraargumentación teológica, figuran en la primera parte del tomo suplementario".
Pocas veces me he encontrado con una manifestación de ateísmo tan rebuscada y a la vez graciosa.
Muchas veces la verdad está en lo que no existe.
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