El arte tal como lo conocemos los humanos no tiene una funcionalidad definida. Los artistas ganan dinero con su arte pero pareciera ser más la excepción que la norma y existen además infinidad de ocupaciones mucho más lucrativas. También satisfacen su necesidad de expresión a la vez que desarrollan su creatividad. Pero perdonen mi escepticismo, lo que logran no es mucho más que una satisfacción pasajera que puede o no verse reforzada en el ego por eventuales opiniones favorables de los demás.
En mi humilde opinión la práctica artística, que me parece un término mucho mas real que el pomposo Arte; empieza a adquirir algún sentido desde lo lúdico y lo hedonista. Cuando se busca el disfrute por el disfrute mismo, cuando se juega como los niños cuando se realiza algo artístico es cuando me parece que se obtiene una satisfacción mayor y se encuentra algo parecido a un sentido. Pero nunca nos alejamos demasiado de una idea centrada en lo subjetivo y puede terminar no siendo demasiado diferente de una masturbación con accesorios.
Tomemos por ejemplo el caso de la música. Para algunos científicos, notoriamente Stephen Pinker; no tiene ninguna necesidad evolutiva. Es como un subproducto de algo que no se usó y terminó en algo completamente diferente. La evolución biológica y la cultura humana tienen varios ejemplos de resultados similares. Para otros investigadores en cambio, como Stephen Mithen autor de "Los neardentales cantaban rap", la música y más específicamente el canto, fue una evolución indispensable en el arduo camino hasta hacernos humanos. Según este autor el lenguaje hablado no sería más que una derivación del canto. En un principio nuestro antepasados homínidos empezaron a entonar sonidos que reflejaban emociones, "protocanciones", como ira, miedo, alerta o alegría; que luego fueron derivando hacia el lenguaje hablado. Recordemos que incluso algunas culturas mal llamadas primitivas, como la guaraní, basaban todo su conocimiento transmitible en canciones (canciones para aprender a cazar, para aprender a amamantar un hijo, etc. )
Algo de eso puede haberse transmitido a través de los siglos hacia los convencionalismos musicales que se hicieron comunes a partir del barroco, como la sexta ascendente como idea de súplica, una segunda como ira o las repeticiones de frases como eco.
En nuestra época contemporánea, como bien señala Pascal Quignard, la música ha perdido importancia. Nunca escuchamos tanta música como ahora. Escuchamos música mientras viajamos en auto o en transporte publico, mientras cenamos, mientras trabajamos, en el ascensor, en la sala de espera del consultorio, pero nunca le prestamos la atención que se merece. Hemos perdido casi completamente la idea de escucha "activa" de la música. En mi adolescencia, recuerdo que salía el nuevo vinilo de Pink Floyd o quienquiera fuese y yo me derrumbaba en mi sillón favorito a escuchar entero muy atentamente, con la única interrupción posible de dar vuelta el LP. Hoy en día, aún colegas músicos de mi edad me cuentan que les cuesta escuchar un CD entero sin levantarse del sillón.
Hemos tenido un corrimiento de la música hacia un lugar no muy deseable. La escucha de música ha dejado de ser una manifestación casi sagrada de atención para convertirse en un lastimoso "wallpaper" de la vida cotidiana.
Si a es le sumamos la decreciente calidad en los medios de reproducción, (el MP3 no es tan bueno no me
jodan) ya que escuchamos no en equipos HI-FI sino en parlantes de computadora, en auriculares de iPods o en lo baffles de un auto el panorama es desolador. También la competencia con el ambiente circundante hace que todo lo que s graba aproveche todo el ancho de banda posible, es decir todo se graba y se escucha lo más fuerte posible, aun la música clásica o acústica. Hay que ganarle al ruido del tráfico, a la conversación a nuestro lado en el subte, al ruido omnipresente del mundo.
Les dejo una idea más sobre el tema; es medio intuitiva pero creo no estar demasiado lejos de la verdad. El 99.99% de la música que se graba, se publicita, se vende y se escucha en este planeta está confeccionada con cinco instrumentos o elementos básicos, voz, bajo electrico, guitarra electrica, batería y una computadora. Existen aproximadamente unos dos mil instrumentos musicales, entre clásicos, folclóricos, étnicos, antiguos, experimentales, etc. Todo esto redunda en un achatamiento cultural impresionante.
En otras prácticas artísticas no musicales, como por ejemplo el arte plástico contemporáneo; también se evidencian corrimientos. Algunos son muy deseables como el acento en lo lúdico que propone el artista brasileño Ernesto Neto en su obra O Bicho suspenso na paisagem. Esta obra aparte de experimentarse como un gigantesco espacio de juego también tiene un sesgo insoslayable de participación colectiva.
También podemos decir que la inmensa mayoría del arte conceptual, de Duchamp hasta el presente, consiste en un fuerte corrimiento de las artes plásticas hacia lo literario.Cada vez más un discurso, un relato tiene que explicar o sostener una obra de arte contemporáneo. Por supuesto que toda explicación siempre es bienvenida para la degustación de un obra artística. Si me explican el episodio de la mitología griega donde Teseo abandona a Ariadna en una isla y se encuentra con Dionisios, voy a entender mejor el hermoso cuadro de Tiziano, pero en el arte contemporáneo pareciera que hemos llegado a un punto donde sin el relato que lo sustente la obra no ni siquiera abordable desde la sención pura.
En nuestro días la obra de arte contemporáneo se recorre, como en la instalaciones, se huele, se degusta y se transpira. Existe pues un corrimiento hacia lo literario en el discurso del arte conceptual y un corrimiento un poco más difuso hacia uan cierta sinestesia o ampliación de los sentidos para el que ya no solamente observa la obra.
En el teatro también podemos observar corrimientos hacia lo colectivo, lo sociológico / político y hasta interesantes observaciones cuasi filosóficas sobre la percepción. (La fura del Baus en un espectáculo dividía al auditorio con una pared donde proyectaba filmaciones falsas a cada mitad sobre lo que estaba pasando en el otro lado).
Por último la pintura clásica en su funcionalidad primaria, ser una mímesis siempre imperfecta de la realidad, se ha corrido hacia la fotografía; lo cual constituye una ampliación del espacio de libertad del hecho pictórico que las otras artes tal vez no han tenido en la modernidad.
Una pequeña postdata política.
No solamente en las prácticas artísticas encontramos corrimientos o deslizamientos en esta postmodernidad borrosa que nos toca vivir. En el ámbito ideológico / político también detecto un deslizamiento hacia otras áreas del espectro humano de posibilidades. Muchas de las adhesiones políticas o ideológicas actuales están teñidas de emocionalidad e incluso de sentimientos de creencia de tipo religioso.
Uno ya no sabe que un determinado político tiene una propuesta de gobierno que le agrade, simplemente cree en él. Nuestro universo político es un puro ámbito de desarrollo emocional ya sea por fanatismos cuasi religiosos o por odios irracionales. Se cree en un gobierno o en una oposición casi de la misma manera que se cree en un dios o en otro o se descree de todos.
Otro corrimiento posible, empleado muy astutamente por partidos de derecha, es correr la adhesión político / ideológica hacia un producto de marketing facilmente distribuible y vendible. El politico se vende como si fuera un producto, con asesores de imagen, de discurso, con encuestas de opinión y asesores que terminan determinando toda su gestión, tanto en lo electoral como cuando se accede al poder.
Conste que ni siquiera estoy mencionando el inmenso poder de los medios de comunicación y de la televisón, que como diría Jerry Mander bastardea y destruye todos los contenidos que propaga. De lo anterior deducimos que uno termina creyendo que un determinado candidato "nos va a salvar" porque nos parece honesto, aparece en la pantalla como alguien mesurado con un lindo traje y nos seduce desde lo emocional.
De forma similar nos movemos por los sentimientos opuestos hacia los oficialismos u oposiciones que no nos gustan y nos encerramos en fanatismos descalificadores que entorpecen cada vez más el ya difícil diálogo. Se vota "en contra de" e incluso figuras de la constelación política que supuestamente están en las antípodas ideológicas marchan juntas unidas por el rencor en contra de algo o alguien. La emocionalidad termina ganando a la ideología. Será que las ideas ya no nos sirven ? Será que vivimos en una sociedad cada vez más alejada de la razón y el pensamiento ? Será que nuestras pulsiones emocionales más básicas y primitivas nos gobiernan mucho más de lo que estamos dispuestos a admitir ?
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