Algunas veces me pasa que vuelvo a ver, escuchar o leer algo que conozco mucho, después de un tiempo y consigo verlo con una perspectiva totalmente nueva. No sé qué lo produce, pero es una experiencia muy agradable ya que arroja nueva luz sobre algo familiar.
Me pasó últimamente al mirar este video de un ensayo de Patricia Petibon cantando la famosa aria de la reina de la noche de "Die Zauberflote" de W.A. Mozart.
Alejada del maquillaje, las luces y el vestuario de la puesta en escena el personaje, casi desaliñado, se me apareció de repente como una amante despechada, que llena de bronca le "canta las cuarenta" a su amado desdeñoso.
El extremo psicologismo musical de Mozart me sugiere tensión, enojo y hasta desesperación.
Pero al llegar al pasaje imposible del arpegio agudísimo, la amante despechada parece calmarse y por unos segundos se enamora de su propio canto, reconciliándose con la vida. No sé ,tal vez es la extrema relajación facial necesaria para emitir notas tan agudas o tal vez haya alguna intencionalidad en la música que estoy queriendo ver.
Toda la pieza pareciera estructurarse entre el despecho enojado que se ilumina por momentos con un material distinto y alegre como si ella misma estuviera empezando a arrepentirse de su enojo. Tal vez incluso a reírse de sí misma.
Cuando pienso eso me parece que toda el aria es terapéutica y nos muestra cómo conducirnos frente a las inevitables adversidades de la vida.
O incluso nos enseña a ver las cosas con una luz distinta y no sólo las arias de ópera que amamos.
Me pasó últimamente al mirar este video de un ensayo de Patricia Petibon cantando la famosa aria de la reina de la noche de "Die Zauberflote" de W.A. Mozart.
Alejada del maquillaje, las luces y el vestuario de la puesta en escena el personaje, casi desaliñado, se me apareció de repente como una amante despechada, que llena de bronca le "canta las cuarenta" a su amado desdeñoso.
El extremo psicologismo musical de Mozart me sugiere tensión, enojo y hasta desesperación.
Pero al llegar al pasaje imposible del arpegio agudísimo, la amante despechada parece calmarse y por unos segundos se enamora de su propio canto, reconciliándose con la vida. No sé ,tal vez es la extrema relajación facial necesaria para emitir notas tan agudas o tal vez haya alguna intencionalidad en la música que estoy queriendo ver.
Toda la pieza pareciera estructurarse entre el despecho enojado que se ilumina por momentos con un material distinto y alegre como si ella misma estuviera empezando a arrepentirse de su enojo. Tal vez incluso a reírse de sí misma.
Cuando pienso eso me parece que toda el aria es terapéutica y nos muestra cómo conducirnos frente a las inevitables adversidades de la vida.
O incluso nos enseña a ver las cosas con una luz distinta y no sólo las arias de ópera que amamos.
4 comentarios:
Mi amigo, con Manu vimos el video y nos alucinó. Nos quedamos toda la noche tarareando. gracias por poner estas cosas al alcance de quienes, como nosotros, no las tenemos tan a mano. Paula
viste qué linda música y cuánta psicología podemos imaginar en ella ?
Pero qué genia!
Las caras, la actitud, le dan mucho más poder a la voz.
Me quito el sombrero!
además, lo que dices, aprender un poco más de algo que te gusta y conoces, te hace escucharlo como si fuera la primera vez, con nudo en la garganta y mariposas en la panza.
(ojo, lo anterior pese a que cuando veo/escucho cosas así me dan unas ganas horribles de resignarme y cantar cumbia ranchera)
Dele siga con la lírica que es lo suyo.
La cumbia ranchera no sé si es tan expresiva y sin desmerecer a nadie creo que no tiene los mejores compositores.
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