viernes, 12 de junio de 2009

Sinestesia

En una noche oscura,
con ansias en amores inflamada,
(¡oh dichosa ventura!)
salí sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada.

A oscuras y segura,
por la secreta escala disfrazada,
(¡oh dichosa ventura!)
a oscuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada.

En la noche dichosa,
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz ni guía
sino la que en el corazón ardía.

Aquésta me guiaba
más cierta que la luz del mediodía,
adonde me esperaba
quien bien yo sabía,
en parte donde nadie parecía.

¡Oh noche que me guiaste!,
¡Oh noche amable más que el alborada!,
¡Oh noche que juntaste
amado con amada,
amada en el amado transformada!

En mi pecho florido,
que entero para él solo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba.

El aire de la almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería,
y yo todos mis sentidos suspendía.

Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el amado,
cesó todo, y dejéme,
dejando mi cuidado
entra las azucenas olvidado.





Un ejercicio de sinestesia, "La noche oscura del Alma" de San Juan de la Cruz poeta místico español del siglo XVI y Hille Perl tocando una transcripción en viola da gamba de la Sarabanda
de la suite para Cello nro 5 en Do Menor de J. S. Bach.

Palabras.
Un poeta masculino que habla como mujer. Un hermoso poema de amor con un erotismo nocturno casi audaz para la época. Una metáfora mística del alma femenina del poeta que se une a su "esposo" divino. Todo eso y nada.

Música.
Arpegios que suben y caen como lamentos. Preguntas que se hacen una y otra vez como esperando una respuesta que nunca llega. Sonidos graves cuya resonancia va construyendo una melancolía que contiene al que escucha. Todo eso y nada.
Imágenes.

Una vela que se enciende en medio de la noche. Una hermosa mujer que sale a buscar quién sabe qué. Una puerta que se abre para darle paso a una fantasmal galería. Una mirada que se pierde en la noche para encontrarse a sí misma. Todo eso y nada.

No sabemos si Juan encontró a su dios, si Johann Sebastian encontró su respuesta o si Hille se encontró a sí misma.

Yo encontré cosas en todos ellos al ponerlos juntos.

5 comentarios:

anita dijo...

Maravilloso... Gracias...

Alexis dijo...

nada que ver, ni sinestesico ni nada, solo que me pareció que esto te podía interesar

http://mindstalk.net/vinge/vinge-sing.html

sabés algo de esto ?

goolian dijo...

Aldous, lo voy a leer, gracias

Alexis dijo...

chifle luego

Mariana Soffer dijo...

Hola, como estas tanto tiempo? espero que vos y tu flia anden bien. Esta bueno este post, recien me reencontre felizmente con tu blog.
Te mando aqui el link del post de un amigo quete puede resultar interesante ya que esta trata del mismo tema
M