viernes, 26 de febrero de 2010
viernes, 19 de febrero de 2010
Tombeaux
Todavía recuerdo tu calidez.
Y algunas veces creo percibir en la brisa tu perfume.
Ha pasado ya mucho tiempo.
Y algunas veces creo percibir en la brisa tu perfume.
Ha pasado ya mucho tiempo.
Mucho más que el breve momento en que coincidimos.
Tomamos caminos distintos, nada más.
O simplemente elegimos no detenernos en nosotros.
Nunca más supe de vos.
Hasta hoy, que la certeza de tu muerte me arrancó un pedazo de corazón.
Intento consolarme pensando que fuiste amada por un buen hombre.
Que cuatro hijos llenaron de risas y ruido tu casa.
La finitud de las cosas no les resta importancia en lo más mínimo.
Hasta la tristeza.
jueves, 18 de febrero de 2010
El sujeto sujetado
Tal vez los dos filósofos franceses más grandes de los 60's y 70's no estuvieran tan alejados y enfrentados.
El postmodernismo, el estructuralismo y otros descendientes del "segundo" Heidegger construyeron un relato que nos hacía ver los como enemigos mortales.
Pero Jean Paul Sartre, el filósofo de la libertad dice en el prólogo a "los condenados de la tierra" de Frantz Fanon : "No nos convertimos en lo que somos sino mediante la negación íntima y radical de lo que han hecho de nosotros".
Y Michael Foucault, el filósofo del poder dice al final de su vida : "Quizás el objetivo más importante de nuestros días es descubrir lo que somos, para rechazarlo".
Ahora bien, qué es lo que somos ? Lo que han hecho de nosotros ? Y quién o quiénes nos han hecho ? Creo que pocos o nadie lo sabe realmente. Y ese afuera perverso y manipulador , también nos incluye a nosotros mismos.
Somos piezas de un engranaje que nos supera y lo hace ampliamente ? Esa maquinaria empieza con la visión de la realidad que nos brindan los padres primero y la escuela después ? O es solamente la inserción en una matriz de poder condicionada por situaciones sociales, económicas y también políticas ? Supongo que en forma total o parcial respondo afirmativamente.
No somos una "tabula rasa", estamos condicionados por un sinfín de variables que vienen dadas ab initio. Pero entiendo que una de las formas de la filosofía debiera ser la construcción de uno mismo. Y nada mejor para construir una casa de nuevo que tirar abajo los cimientos del proyecto desechado. O para pintar un cuadro nuevo hay que blanquear primero la tela ya empezada. Aunque después nos quede "pentimento".
Pero Jean Paul Sartre, el filósofo de la libertad dice en el prólogo a "los condenados de la tierra" de Frantz Fanon : "No nos convertimos en lo que somos sino mediante la negación íntima y radical de lo que han hecho de nosotros".
Y Michael Foucault, el filósofo del poder dice al final de su vida : "Quizás el objetivo más importante de nuestros días es descubrir lo que somos, para rechazarlo".
Ahora bien, qué es lo que somos ? Lo que han hecho de nosotros ? Y quién o quiénes nos han hecho ? Creo que pocos o nadie lo sabe realmente. Y ese afuera perverso y manipulador , también nos incluye a nosotros mismos.
Somos piezas de un engranaje que nos supera y lo hace ampliamente ? Esa maquinaria empieza con la visión de la realidad que nos brindan los padres primero y la escuela después ? O es solamente la inserción en una matriz de poder condicionada por situaciones sociales, económicas y también políticas ? Supongo que en forma total o parcial respondo afirmativamente.
No somos una "tabula rasa", estamos condicionados por un sinfín de variables que vienen dadas ab initio. Pero entiendo que una de las formas de la filosofía debiera ser la construcción de uno mismo. Y nada mejor para construir una casa de nuevo que tirar abajo los cimientos del proyecto desechado. O para pintar un cuadro nuevo hay que blanquear primero la tela ya empezada. Aunque después nos quede "pentimento".
El sujeto nace "sujetado" (frase que intenta usar las dos acepciones más comunes). Pero esa sujeción es también toda influencia que el sujeto recibe. Como por ejemplo las ideas de Foucault o de Sartre. Y las ideas propias y originales, que alguien debe todavía tener, no están condicionadas y esculpidas por la historia de sujeciones que sufrió el sujeto que las genera ?
Existimos sujetados por imposiciones infinitas de discursos de poder. Y eso se ha exacerbado hasta prácticamente el infinito desde la muerte de Foucault. La mediatización de la información, la ideologización de los medios de información, la ubicuidad de la World Wide Web como generadora de información no filtrada y muy pocas veces filtrable, la presencia de la televisión como opio social, constituyen un horizonte, que pocos supieron ver. Herbert Marcuse y Jeffrey Mander fueron lúcidos. Hablaron de esto.
Pareciera que el pequeño discurso (pequeño relato dirían los postmodernos) se repite hasta un infinito que pareciera querer saltar las cardinalidades cantorianas. Pero enmascara la nada o mejor aún un discurso de poder, basto, ignorante, brutal y rapaz.
Hay veces en que es mejor ver la nada que verlo todo.
La escultura es de Alberto Giacometti, de trasluz a un árbol. La obra de arte encajonada tras la vidriera del museo. O dos manifestaciones de lo bello, el árbol y el Giacometti, separadas por un vidrio.
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martes, 16 de febrero de 2010
Variaciones sobre el efecto Mozart
Del excelente blog I hate music ! de Frank Ar me permito copiar una idea que él a su vez sacó de otro blog. La blogosfera es así, qué se la va a hacer. El perfecto espacio memético.
Ya cansados de las espúreas aplicaciones "new age" del "efecto Mozart" que tanto servía para dormir bebés como para incrementar la producción lechera de los tambos (denoto la aparente ligazón entre las dos funciones, los bebés toman mucha pero mucha leche); decidimos experimentar con otros compositores.
Ya cansados de las espúreas aplicaciones "new age" del "efecto Mozart" que tanto servía para dormir bebés como para incrementar la producción lechera de los tambos (denoto la aparente ligazón entre las dos funciones, los bebés toman mucha pero mucha leche); decidimos experimentar con otros compositores.
- Efecto Liszt: el niño habla rápidamente, y con extravagancia, pero nunca dice algo realmente importante.
- Efecto Bruckner: el niño habla muy despacio y se repite frecuentemente así mismo, gana reputación por su profundidad.
- Efecto Wagner: el niño se vuelve un megalómano, y eventualmente se casará con su hermana.
- Efecto Mahler: el niño continuamente grita —con gran volumen y logitud— que está muriendo.
- Efecto Schoenberg: el niño nunca repite una palabra antes de que haya usado todas las otras que tiene en su vocabulario, a veces habla al revés y eventualmente la gente deja de escucharlo, por lo que el niño los culpa por su incapacidad para entenderlo.
- Efecto Ives: el niño desarrolla una gran habilidad para llevar a cabo varias y distintas conversaciones a la vez.
- Efecto Bartók: el niño se vuelve cada vez más disonante, tiene problemas para mantener la armonía entre sus compañeros, dificultad para seguir las reglas, presenta cada vez un peor tono en todo y es incapaz de resolver nada.
- Efecto Beethoven: el niño pasa demasiado tiempo al piano y se vuelve sordo (si el niño no sufre de sordera, es el efecto Wakeman).
- Efecto Brahms: el niño es capaz de hablar con belleza mientras sus frases contengan un múltiplo de tres palabras (3, 6, 9, 12, etc), sin embargo, sus frases que contienen cuatro u ocho palabras carecen de inspiración.
- Efecto Cage: el niño no dice nada por 4 minutos, 33 segundos, y es el preferido de 9 de cada 10 maestros de aula.
viernes, 12 de febrero de 2010
El baterista de los Rolling Stones y el sentido de la vida
Leí hace ya mucho, supongo que en alguna revista sobre rock y pop, un reportaje a distintos miembros de los Rolling Stones.
Era en ese tipo de revistas donde hace quince años conocía a todos los nombres que se publicaban, hace diez conocía sólo a la mitad.
Ahora conozco sólo alguno de vez en cuando y suele ser cuando entran al Rock'n'Roll Hall of Fame porque son incluso más viejos que yo.
Bueno volviendo al reportaje grupal, uno de los guitarristas, puede ser Keith Richards por ponerle una cara; hablaba con cierto asombro del baterista de la banda, Charlie Watts.
Contaba que el señor Watts cada vez que terminaban un recital de los Rolling Stones, una orgiástica explosión de música y lascivia en el mejor de los casos, dedicaba buenos minutos de su tiempo a arreglar con obsesión su batería. Reacomodaba los platillos, reafinaba los parches y los hacía durante bastante tiempo mientras sus compañeros partían raudos en busca de más picos de excitación o alguna joven y deseosa compañia.
El baterista sabía perfectamente que apenas él dejara el escenario, un ejército de "plomos" y sonidistas desmantelarían todo, incluyendo su prolijo ikebana de batería.
Pero no le importaba, el gesto valía más.
La finitud de las cosas no les resta importancia en lo más mínimo.
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