Hace unos días me tocó ir a la radio por un reportaje. Estuve en un estudio mirando las consolas del operador tras un vidrio, los micrófonos como antenas de insectos gigantes pero invisibles y una luz roja que decidía nuestros destinos al prenderse.
Los periodistas que tuve la suerte que me reportearan fueron no sólo cálidos y amables sino también unos interlocutores mucho más inteligentes y sagaces que yo. En una de las conversaciones previas al aire surgió la idea del control dentro de la cultura. Hace unos cincuenta años la gente escuchaba radio como forma principal de entretenimiento comunicacional.
Imagino a mi abuelo, o al abuelo de ustedes; sentándose al atardecer en el sillón más mullido de la sala para escuchar en la penumbra creciente del crepúsculo las noticias o un programa o un radioteatro. Esa situación conlleva necesariamente mucha imaginación. Uno debe imaginarse los rostros de las voces que escucha, los gestos de los hablantes, el lugar donde transcurre la escena y tantas otras cosas más. Esa magia de la radio sigue intacta, pero el medio predominante actualmente es la televisión.En la literatura pasaba y pasa; algo similar. Cuando leí "Anna Karenina" fue una inyección de energía a mi imaginación. Pero después vino la película y debo confesar que estoy un poco enamorado de Sophie Marceau pero sigo prefiriendo ponerle a Anna la cara que yo quiera imaginarme y no la resultante de un casting.
Así como la televisión suplió a la radio, las películas suplieron a las novelas como herramientas populares de narración. Y como resultante la imaginación del consumidor de cultura se vio cada vez más cercenada. Ya no hace falta imaginarse el garbo de Alekséi Vronsky, la decisión ya está tomada y vemos al actor.
Cada vez más las decisiones, aún las de la imaginación; son tomadas por otros en vez de uno mismo. Y esa pérdida imperceptible de libertad; ese cercenamiento de la imaginación; creo que nos hace vivir en un mundo cada vez más desangelado.
Me apresuro a imaginarlo antes que a algún productor extranjero llame a un director de fotografía.
8 comentarios:
gran reflexión!
otra para la colección: la cara de los artistas, intelectuales, músicos. para mí Bach, Monteverdi, Voltaire.... eran mucho más guapos que lo que me dice la National Portrait Gallery en Londres.
Idealizo su cara a partir de lo que me dice su obra.
Monteverdi era claramente un bombón.
Bach y Voltaire no tanto, pero es muy cierto que uno tiende a embellecerlos por su obra. Cómo serían en una charla de café ? Te podrìas hacer amigo ? De Gesualdo o Caravaggio seguro que no.
seguro que no me haría amiga de ninguno, todos han de haber sido una bola de nerdos!
los lindos y populares están condenados a la mediocridad y la intrascendencia (menos felipe el hermoso)
Estoy intentando encontrar un contraejemplo pero no me sale!
Mozart y Beethoven deben haber sido insoportables en el trato cotidiano. Leonardo un nerd total escapado de "Big Bang Theory".
Brahms un viejito solterón.Mahler un cascarrabias.
en fin ...
Imaginación al poder!!
Betafelt, esa !!
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Me encanta lo que has dicho, pero aunque veas una maravillosa película, aunque veas un programa que realmente te conmueva, te deje pensando en él, creo definitivamente que el placer y la intensidad de las emociones que te proporciona un libro son mayores. A mi me gusta pensar, cuando escucho la radio, que aún sigue allí, que no ha muerto porque la tele lo ha invadido todo, me gusta pensar también que la industria editorial sigue siendo enorme, porque una cosa no puede suplir a otra. Ahora bien, lo que sí es verdad es la realidad que nos cunde, la persona media, solo sabe sentarse en el sofá, a que le den el big mag hecho, con papas fritas, salsa de tomate y mostaza, es decir, que todo ya viene predeterminado, y la televisión domina nuestros gustos y nuestros conceptos culturales. Te provee el paquete donde tu te metes, la caja y el evace que no quieres discutir porque estás cansado con el trabajo, etc, etc.
Solo quien posee un espíritu crítico, tiempo y energías dispone del tiempo para dedicarlo a echar volar a la imaginación. De allí que me parezca a mi que las producciones musicales y artísticas de los últimos tiempos no sean tan intensas como las anteriores ¿Cuestiones del nuevo milenio?
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