lunes, 22 de junio de 2009

De amor y odio

Cuando nos enamoramos una sensación nueva y arrolladora nos acapara el espíritu.
Es embrigante y pareciera que toda nuestra cotidianeidad está bañada con otra luz.
Incluso cuando no estamos con la persona amada.
Hasta las cosas más banales nos hablan de ella.
De ella ?
O de lo que pensamos que es ella ?

En la etapa de seducción, uno y otro amante tratan de mostrar lo mejor de cada uno.
Y si son astutos, además en pequeñas dosis.

Entonces el enamoramiento se potencia, porque lo que no vemos, lo que desconocemos debe forzosamente ser tan seductor como lo poco que vemos.
Uno "rellena" lo que no conoce del otro con su proyección esperanzada de perfección.
Pero no es así y el gran secreto del amor consiste en mantenerlo cuando la cotidianeidad compartida nos devela todos o casi todos los misterios del amado.
Amado humano, con fallas, defectos, fobias, manías y olores, suciedades y desprolijidades varias.
En suma, la ignorancia fomenta de alguna manera el amor.

De forma análoga, muchos tememos lo que no conocemos. E incluso algunos llegan a odiar lo que es distinto, o más sencillamente lo que no se conoce.
Muchos argentinos odian o discriminan o miran con resentimiento a inmigrantes africanos con piel de ébano que hablan un francés inentendible u quién sabe qué lengua. Wolof si son de Senegal, por ejemplo. Pero el racista no lo sabe. No sabe que los senegaleses aman cantar y tocan complejísimos ritmos con orquestas de percusión que harían palidecer a Stockhausen. No saben que muchos son baifal, una secta sufí nacida de un revolucionario anticolonialista llamado Sheik Amadou Bamba. Tampoco saben los racistas que los sengaleses veneran a sus cantores o bardos, que lo llaman "griots" y que según la leyenda son enterrados adentro de los árboles baobab.
Como no lo saben, todo lo que no conocen del otro se "rellena" con miedo y con su proyección paranoica de angustia. Y pasa con muchas otras personas, desde los judíos y paraguayos hasta alguien que piense un poco distinto o tenga costumbres diferentes.
En suma la ignorancia fomenta de alguna manera el odio.

Idea extraña para occidente pero común en el budismo. La ignorancia es un pecado. El desconocimiento conlleva una falta ética.
Pero cuando conocemos qué pasa? Nos alejamos de las emociones y llegamos a los que los griegos helenísticos llamaban "ataraxia". Nada perturba el espíritu.
Si debemos dejar de lado la pasión amorosa parece un precio alto. Pero si desterramos para siempre los odios y la violencia, ya parece bastante barato.

Pero en el mito fundacional de Occidente, dios expulsa del paraíso a Adán y Eva por probar el fruto del árbol del conocimiento, del bien y del mal.

Conocer conlleva riesgos, pensaba dios.
Yo creo que se equivoca.

5 comentarios:

anita dijo...

Hola...
Estoy de acuerdo con lo que decís. La ignorancia no es excusa para nada. Debiera de ser un pecado. Salvo en el amor, donde explicás muy bien cómo la ignorancia puede potenciarlo.
La pregunta es ¿hasta dónde ignorar? ¿Una revelación completa, destruiría aquello que amamos?

En lo que no coincido,es que Dios "expulsa del paraíso a Adán y Eva por probar el fruto del árbol del conocimiento, del bien y del mal".

En verdad, los expulsa por haber desobedecido la prohibición impuesta...

Y pregunto, me pregunto, ¿es lógica pedir "esa" obediencia?

anita dijo...

¿es lógicO pedir "esa" obediencia?

goolian dijo...

Una revelación completa es en sí misma un acto de amor.
En lo referente al amor romántico es la prueba más difícil pero la que fragua a una relación amorosa duradera.
dios les prohibió el conocimiento y los castigó cuando lo buscaron, sicópata e ignorante ?

sharif dijo...

Mirá que soy yo... Anita, sólo que estoy logueada con otra cuenta por cosas del trabajo

Repito:

Dios les había prohibido que comieran del fruto del árbol... No les había prohibido el conocimiento explícitamente. Aunque si usamos la propiedad transitiva...

¿Ves? aunque sea creyente, esas cosas yo me las pregunto. Y muchas más. Sin embargo, con mis dudas a cuesta, sigo creyendo...

Me encanta tu blog. Lo leo y a veces temo opinar porque me parece que no voy a estar a la altura...

Caipira dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.