lunes, 10 de mayo de 2010

Reírse del orgullo

Qué es más importante ? Hacer algo bien o disfrutarlo ? Qué cuenta al final, la eficiencia o el disfrute ?

Hay veces en que descubrimos nuestras propias limitaciones y nos damos cuenta de que nuestras aspiraciones perfeccionistas no se van a cumplir.

Creo que en vez de nutrir una frustración, como hacen tantos adultos que terminan con un cáncer; hay que recuperar el disfrute de la niñez.

A ningún bebé le preocupa si gatea bien.

Pero todos los disfutan.

9 comentarios:

la stessa ma altra dijo...

: ) encantada de leer este post, goolian...

Maga h dijo...

Entre tanta exigencia hemos perdido la capacidad de disfrute de nuestras propias y posibles producciones por el simple placer de hacerlo.

Lo que nos gusta por que sí y sin competir, inclusive con nosotros mismos.

Alexis dijo...

venía jugando con un objetivo ! ja que rídiculo...

pero hoy jugué "mal" y sin embargo la pasé muy bien !!

un abrazo goolian

goolian dijo...

stessa, gracias.
Aldous, juegue mal pero diviértase.
Magah, el problema es cuando aparece la competencia y el "profesionalismo" mal entendido.

Ana (que no se logueó...) dijo...

Me encantó la última frase. Contundentemente cierta...

goolian dijo...

Ana, todavía gatea ? Yo sí

anita dijo...

Me temo que he dejado esa etapa para tratar de andar sobre mis dos piernas... pero en cualquier momento desando el camino...

Roedor dijo...

Qué loco.

Recién vengo de leer un artículo sobre el canadiense Steve Nash, el base armador de Phoenix Suns, finalistas actuales de la Conferencia Oeste de la NBA. Nunca salió campeón.

Nash ha sido condecorado por su juego en esa liga varias veces, su salario anual (y ya lleva casi una década de actividad) excede claramente los 10 millones de dólares anuales, y dijo algo como: no me importa nada ganar un campeonato, me divierto jugando a este juego, estoy en un buen grupo humano y la paso bien.

Ok, es fácil ser tan hedonista con esa cuenta bancaria, pero aunque parezca mentira, a Nash se lo ve disfrutando en la cancha, a diferencia de más de un monigote que se cree un elegido del cielo y que presupone que debe vencer sí o sí a todos los ejércitos del mundo metiendo la pelotita naranja en el cesto.

Muy buena reflexión.

goolian dijo...

Roedor, a veces la vida te pone en la disyuntiva entre ganar el campeonato o disfrutar del juego.
Y le aseguro que es difícil.