miércoles, 10 de diciembre de 2008

Elefantes y jirafas

Mi hijo Lorenzo pronto cumplirá dos años. En los dos últimos meses pasó de ser un generador de ruiditos inconexos a ser una radio que emite palabras en su jerga en forma ininterrumpida durante 16 horas por día si no más.
Su acelerada adquisición del lenguaje es apasionante y sorprende ver como en cuestión de días pasa de construcciones tipo sustantivo adjetivo a oraciones con sustantivo adjetivo y verbo. Si bien todo su entorno lo estimula linguísticamente; a veces creo que Noam Chomsky tenía razón con lo del "estímulo insuficiente" y realmente existe una estructura profunda del lenguaje embebida genéticamente en lo profundo del neocórtex.
Extrañamente dentro de sus primeras palabras estuvieron "tibata" (jirafa) y "tempante" (elefante). Será un resabio filogenético de sus ancestros homínidos de la sabana africana ? O como digo en broma, es la reencarnación de un guerrero zulú y recuerda chispazos de su vida anterior ?
Pero lo que me llama a reflexión es vislumbrar cómo a través de la comunicación establecida en su "media lengua", puedo empezar a entender cómo se empieza a construir su universo mental. Convive conmigo y es totalmente dependiente de su entorno; pero su problemática mayor en la vida es si la calesita de la plaza está o no cerrada o si puede o no ver la luna en el cielo al caer la tarde. Tiene un registro perfecto de la gente que lo rodea y puede enumerar ocho frutas distintas porque es un alimento que le encanta. Pero también está fascinado con la computadora y todo tipo de controles remotos.
De a poco se acrecienta su universo mental con las cosas cotidianas que va descubriendo. Para él gran parte de las cosas de su vida son primeras cosas. De forma análoga el universo mental de mi padre que tiene 82 años de edad; es radicalmente distinto. Pero en honor a la verdad, conserva una cierta lozanía porque tiene la astucia de seguir encontrando "primeras cosas".

Entonces, yo también tengo mi propio universo mental ? Mi propio territorio donde se mueven mis pensamientos y emociones. Un mapa de mis ansiedades y temores que va cambiando con el tiempo pero seguramente muy condicionado por factores externos. Todos tenemos un territorio que es nuestro universo mental, fruto de la evolución de nuestra psiquis a través del tiempo y de las vicisitudes de cada parábola vital que influyeron sobre dicho universo.
Qué influye más ? Nuestra propia voluntad o las tragedias que inevitablemente sucederán ? No lo sé. Qué conviene tener, un territorio pequeño bien delimitado o un vasto imperio díficil de conocer en toda su extensión ? Me inclino a creer que es más saludable lo segundo pero no sabría explicar porqué.
De lo que estoy más seguro es que buena parte de los problemas de relación humanos provienen de la errónea idea de que los demás habitan el mismo universo mental que uno mismo.
Los territorios son todos distintos y sólo entendiendo la "alteridad" del universo mental de nuestros semejantes podremos empezar a generar un contacto verdadero. La aceptación de la diferencia y la voluntad de conocer un territorio distinto con alegría.

Viajar siempre es bueno....

3 comentarios:

· dijo...

como diria morley, su joven delfin encierra en si todos los siglos. pero todos toditos.igual que muchos de nosotros.

y si guerrero zulu, uf, que hombre libre va a ser en su futuro.

pau dijo...

Es casi todo como tu sospechas, pequeño saltamontes; los Lorenzos están aprendiendo a aprender! (deuteroaprendizaje, diría Bateson). Aquello que escapa a nuestra viva imaginación constituye la sal de la evolución.

Lo de la empatía con los animales, en particular los mamíferos singularísimos, estoy convencido que viene en nosotros desde Africa; que no me quitan esa idea ni con un documental NatGeo Presenta ad hoc!

goolian dijo...

Lorenzo Shaka Zulu