viernes, 18 de julio de 2008

El final del camino

Tema difícil si los hay. Pero es algo que nos atañe a todos.
Todos habremos eventualmente de morir. Ese final absoluto para algunos o tránsito para otros necesita en casi todas las culturas actuales de varios rituales. Pero en algún momento en el tiempo, cuando tal vez recién éramos tribus de treinta o cuarenta personas que vivíamos de la caza del mamut; esos rituales todavía no existían.
No conozco rituales mortuorios de animales, admito mi total ignorancia en el tema. Creo que el animal humano en cierto momento reconoció y admitió la presencia de la muerte y su primer derivado, los cadáveres. Aparentemente el hombre de Neardenthal ya enterraba a sus muertos pero se preocupaba muy bien de poner una gran piedra sobre ellos.
Cuál es la relación con nuestros muertos ? Seguramente de afecto y respeto pero sus restos mortales son otra cosa.
Tal vez como los hombres primitivos tengamos miedo que los muertos regresen y es por eso que desarrollamos modernamente un tabú tan grande con la muerte.
Muy pocas culturas momificaron a sus ancestros y los conservaron con ellos. Los incas solían cenar con el abuelito momificado sentado a la mesa y un pueblo, creo de Indonesia, pone a sus cadáveres a la vista en la ladera de una montaña. Un raro ejemplo latinoamericano es el pueblo mexicano y su relación casi festiva con los muertos y la muerte pero constituye más una excepción que una regla.

Pero para el resto de nosotros la imagen de un cuerpo muerto y mas aún un cuerpo putrefacto es sinónimo de horror y una visión casi prohibida en nuestra cultura. El renacimiento con su idea de la vanidad del mundo y su obsesión con la melancolía fue la excepción mostrada en varias obras de arte. Pero desde aquella época hemos ido progresivamente ahuyentando la idea de la muerte y también su presencia.
Pero como dijo un epitafio anónimo español : "algo que nos iguala a todos no puede ser tan malo..."

El grabado es del mexicano José Guadalupe Posada.

No hay comentarios: